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Marero visto, marero rehabilitado. Amor > Odio

  • Valerie Rodas Moys
  • 17 ago 2017
  • 2 Min. de lectura

“...que los maten... ¿por qué no les aplican la pena de muerte?... marero visto, marero muerto…” Estas tres frases son "moda" en redes sociales luego de la tragedia ocurrida en el Hospital Roosevelt de la ciudad de Guatemala. Sucedió lo mismo cuando ocurrió la tragedia en el Hospital San Juan de Dios en 2015. Y así, constantemente, cada persona aporta su granito de odio y una pizca de ignorancia, y este es el punto principal de todo, la ignorancia; ignoramos la raíz de los problemas que lastiman constantemente a Guatemala, yo tampoco lo sé con certeza; no trabajo en política ni soy activista, soy una guatemalteca que se dedica a trabajar, que tiene miedo de transitar por las calles por los altos niveles de delincuencia y que lamenta mucho el sistema precario de educación, vivienda y salud al que día a día se enfrentan muchas personas de escasos recursos.


Lo que sé con certeza es que no me atrevería a matar a otro ser humano, ni siquiera tomaría un arma para disparar, ni tendría una, ¿quién soy yo para decidir si alguien vive o no? respeto la vida porque valoro la mía y principalmente porque creo en Dios y aunque en mi religión no cumpla muchos de sus mandamientos, porque no soy para nada perfecta, uno de ellos dice “No matarás” y otro dice “Ama a tu prójimo como a ti mismo” y ambos me gustan principalmente porque al practicarlos, se hubiera evitado una masacre como la cometida durante el holocausto y el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima y Nagazaki.


Creo también en la Justicia Divina y que a todos nos tocará enfrentar a Dios y ser responsables de nuestras malas acciones y premiados por las buenas. Y para quien no cree en Dios, no es gran ciencia saber que odio + odio = odio, la fórmula no dará un resultado positivo.


Para mi, un marero es un ser humano que carece de conciencia, que actúa en base a las circunstancias que le rodean y no sabe distinguir el bien del mal, es una persona que está cegada por el resentimiento y es incapaz de tener compasión. Un pandillero no tiene salud mental y necesita rehabilitación, actualmente vive todo lo contrario al estar encerrado en una celda, con sus iguales, con tiempo de sobra para seguir contaminando la mente y reclutando personas fuera. Rehabilitación, eso se necesita en nuestro sistema carcelario.

Lo más importante es la prevención, necesitamos más escuelas, más oportunidad de empleo, más recreación, identificación y acción en zonas rojas; necesitamos más seguridad, gobernantes capacitados y ciudadanos dispuestos a invertir su tiempo en mejorar Guatemala, en fin, entrar en detalle es extenso pero lo que tengo claro es que decir “...que los maten... ¿por qué no les aplican la pena de muerte?... marero visto, marero muerto…” no cambiará nada y nos hace ser parte del problema, nos hace ser personas llenas de odio, sin compasión, no muy distintas, en esencia, a un marero.


Busquemos involucrarnos en movimientos ciudadanos que aporten a Guatemala, obras sociales que beneficien al prójimo y seamos así parte de la solución; evitemos más desgracias para nuestro país con un granito de amor y una pizca de conocimiento.


 
 
 

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